La arquitectura del Egipto antiguo
Características principales
Las construcciones egipcias son
monumentales debido a que no están basadas en la figura humana sino que son
pensadas en alabanzas a los dioses de su cultura. Son estructuras grandes y
pesadas que constituyen la idea de que cuanto más grandes sean más feliz será
el faraón al que hace referencia, en definitiva, son un símbolo del poder
religioso.
Egipto con un suelo árido y abundancia en canteras de piedra abonó las
formas constructivas de los enormes templos que se sostienen por medio de
grandes bloques de piedra de sillería tallada. El sistema constructivo
adintelado y sólidas columnas con formas irregulares que se apoyan una tras
otra logrando que su peso concentre el poder de fijación con la tierra. Las
trabas entre piedras es el elemento constructivo que sin la utilización de
mezcla como pegamento lograba sostener estas inmensas construcciones.
Trabajadores egipcios.Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Arquitectura_del_Antiguo_Egipto |
A su vez, todos los monumentos fueron hechos por
los campesinos que de esta manera cumplían rindiendo tributo al Faraón. En
estas construcciones se vislumbra un pueblo antiguo pero muy cultivado de
conocimientos, sobre todo de tipos constructivos y de matemática, sus
concepciones ideológicas y la existencia de artistas y artesanos muy
experimentados.
Los individuos podían interactuar con los dioses para sus propios propósitos, apelando por su ayuda a través del rezo o hacerlos actuar a través de la magia. Estas prácticas eran distintas, pero cercanamente relacionadas con, los rituales e instituciones formales. La tradición popular religiosa creció de manera prominente en el curso de la historia egipcia mientras el estatus del faraón declinaba. Otro aspecto importante era la creencia en el más allá y las prácticas funerarias. Los egipcios realizaron grandes esfuerzos para asegurar la supervivencia del alma después de la muerte, proveyendo tumbas, ajuares, y ofrendas para preservar los cuerpos y espíritus de los fallecidos.
Las construcciones más originales de
las obras monumentales egipcias son los complejos de pirámides, los templos y
las tumbas. Lamentablemente muchas de las ciudades antiguas, sus templos y
construcciones no quedaron en pie debido al clima y otras fueron derrumbadas
por los campesinos para utilizar el adode en sus tierras.
Los templos
El hogar de los dioses o faraones deidificados. Allí se llevaban a cabo los rituales por el clero y los faraones cumplían en realizar ofrendas a sus dioses, función principal de la religión egipcia. Se pensaba que las dádivas y festejos eran importantes para que los dioses mantuvieran el orden del universo.
La construcción y el mantenimiento de los templos lo debían estaba a cargo de los faraones. Por necesidad, los faraones delegaban la mayoría de los rituales en una amplia casta sacerdotal, aunque la mayor parte del pueblo no podía acceder a los festejos por tener prohibido el acceso a las zonas más sagradas de los templos. Aun así, el templo siempre fue un importante centro religioso para todos los egipcios, que iban a ellos a rezar, realizar ofrendas y buscar la guía de los oráculos.
La parte más importante del templo era el naos o santa sanctorum, que normalmente albergaba una imagen de culto, una estatua del dios. Las estancias que rodeaban el santuario crecieron en tamaño y lujo con el paso del tiempo, y así los templos pasaron de simples santuarios en el período predinástico (fines del IV milenio a.C.) a los enormes edificios de piedra del Imperio Nuevo (1550-1070 a. C.) en adelante.
En torno al templo propiamente dicho se solía crear un muro que encerraba diversos edificios secundarios. Los grandes templos también poseían gran cantidad de tierras en las que empleaban hasta miles de laicos para satisfacer sus necesidades. Los templos fueron, además de centros religiosos, importantes enclaves económicos. Los sacerdotes que se encargaban de estas poderosas instituciones gozaban de gran influencia en el gobierno de Egipto, y a pesar de su ostensible subordinación al faraón, a veces plantearon significativos desafíos a su autoridad.
La construcción de templos en Egipto continuó a pesar del declive de la nación y su pérdida de independencia bajo el dominio del Imperio romano. Sin embargo, con la llegada del Cristianismo la religión politeísta egipcia tuvo que afrontar una creciente persecución, y el último templo fue cerrado en el 550 d. C.
Durante siglos, los templos sufrieron destrucción y abandono. No fue hasta comienzos del siglo XIX, y especialmente tras la invasión napoleónica de Egipto, cuando crecería el interés por el país del Nilo entre los occidentales, dando lugar al nacimiento de la egiptología y al auge del turismo para visitar los restos de aquella civilización. Aunque, como dijimos, muchas ciudades se han perdido, algunas docenas de templos han sobrevivido hasta nuestros días y algunos son atracciones turísticas de fama mundial, contribuyendo de manera importante a la economía del Egipto moderno. Los egiptólogos continúan estudiando los templos supervivientes y los restos de los destruidos, pues son valiosas fuentes de información sobre la sociedad del Antiguo Egipto.
La parte más importante del templo era el naos o santa sanctorum, que normalmente albergaba una imagen de culto, una estatua del dios. Las estancias que rodeaban el santuario crecieron en tamaño y lujo con el paso del tiempo, y así los templos pasaron de simples santuarios en el período predinástico (fines del IV milenio a.C.) a los enormes edificios de piedra del Imperio Nuevo (1550-1070 a. C.) en adelante.
En torno al templo propiamente dicho se solía crear un muro que encerraba diversos edificios secundarios. Los grandes templos también poseían gran cantidad de tierras en las que empleaban hasta miles de laicos para satisfacer sus necesidades. Los templos fueron, además de centros religiosos, importantes enclaves económicos. Los sacerdotes que se encargaban de estas poderosas instituciones gozaban de gran influencia en el gobierno de Egipto, y a pesar de su ostensible subordinación al faraón, a veces plantearon significativos desafíos a su autoridad.
La construcción de templos en Egipto continuó a pesar del declive de la nación y su pérdida de independencia bajo el dominio del Imperio romano. Sin embargo, con la llegada del Cristianismo la religión politeísta egipcia tuvo que afrontar una creciente persecución, y el último templo fue cerrado en el 550 d. C.
Durante siglos, los templos sufrieron destrucción y abandono. No fue hasta comienzos del siglo XIX, y especialmente tras la invasión napoleónica de Egipto, cuando crecería el interés por el país del Nilo entre los occidentales, dando lugar al nacimiento de la egiptología y al auge del turismo para visitar los restos de aquella civilización. Aunque, como dijimos, muchas ciudades se han perdido, algunas docenas de templos han sobrevivido hasta nuestros días y algunos son atracciones turísticas de fama mundial, contribuyendo de manera importante a la economía del Egipto moderno. Los egiptólogos continúan estudiando los templos supervivientes y los restos de los destruidos, pues son valiosas fuentes de información sobre la sociedad del Antiguo Egipto.
Los principales templos
Abu Simbel
Abu Simbel es un complejo formado por dos templos excavados en la roca, uno de ellos está dedicado a Ramsés II y el otro a Nefertari, su primera esposa y su predilecta. La construcción de los templos tardó unos 20 años en verse concluida y se llevó a cabo durante el reinado de Ramsés II (1279-1213 a.C).
Fuente: https://www.disfrutaegipto.com/templos |
Enterrados en la arena durante siglos, los templos
fueron descubiertos parcialmente en 1813 por el explorador suizo Burkhard.
Más tarde, en 1817, el italiano Giovanni Battista Belzoni descubrió el
resto.
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Para evitar que desaparecieran bajo el agua al construir
la Presa de Asuán, los templos de Abu Simbel
fueron reubicados entre 1964 y 1968. Con la ayuda de un grupo de
ingenieros y el apoyo de fondos internacionales durante 4 años, se desmantelaron y reconstruyeron en un lugar 65 metros
más alto. Por la ayuda recibida, Egipto donó importantes tesoros y templos a
otros países, como el Templo de Debod que se encuentra en Madrid.
El templo de Lúxor
Situado en la ciudad que lleva su nombre y descubierto en 1884, el Templo de Lúxor es uno de los templos más espectaculares de Egipto y el monumento más importante de Lúxor.
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El
Templo de Lúxor fue construido entre los años 1400 y 1000 a.C. por los faraones
Amenhotep III y Ramsés II, el primero construyó la parte interior y el segundo
el recinto exterior, añadiendo la fachada, los colosos y los obeliscos. El
templo mide 260 metros de largo y está dedicado a Amón (dios del viento).
Para
disfrutarlo en todo su esplendor es recomendable hacer la visita por la noche,
cuando está iluminado y hace menos calor.
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En
tiempos históricos, el Templo de Lúxor y el Templo de Karnak, situados a más de
tres kilómetros uno del otro, estaban comunicados por la Avenida de las
Esfinges, en su día bordeada por más de 600 esfinges. Actualmente sólo se puede
ver el inicio de esta avenida en las puertas de cada templo..
Templo de Karnak
Construido
por múltiples faraones entre los años 2200 y 360 a.C., el Templo de Karnak
contiene en su interior el gran templo de Amón, otros templos menores, capillas
y el gran lago sagrado. Los faraones más importantes que intervinieron en su
construcción fueron Hatshepsut, Seti I, Ramsés II y Ramsés III.
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En
la entrada del templo, antes de cruzar el primer pilono, se observan 40 esfinges con cabeza de carnero. Es el comienzo de la Avenida de las Esfinges
que llegaba hasta el Templo de Lúxor y hasta el río Nilo.
Templo de Kom Ombo
Construido entre 1350 y 180 a.C. bajo las órdenes de Ramsés II, el Templo de Kom Ombo está situado a orillas del río Nilo en la ciudad con su mismo nombre.
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La
divinidad a la que se rinde culto en el templo es Sobek, un dios con cabeza de
cocodrilo y cuerpo humano. Posteriormente, ya que a los habitantes no les
gustaba tener una divinidad que representara el mal, agregaron otro dios al
culto, Haroeris (Horus el Viejo).
En
el templo se puede visitar la capilla de Hator, en la que se puede observar algunas
momias de cocodrilo muy bien conservadas.
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El templo de Hatshepsut
Excavado sobre los escarpados acantilados de piedra caliza que se elevan sobre el desierto en el valle de Deir el-Bahari, el Templo de Hatshepsut es un extraordinario monumento capaz de deslumbrar a sus visitantes.
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También
conocido como Templo de Deir el-Bahari, el Templo de Hatshepsut fue diseñado
por el arquitecto Sennenmut. Está dedicado a Hatshepsut, la única mujer que
reinó en Egipto durante un largo periodo. Fue construido entre los años séptimo
y vigésimo primero de su reinado, y cuenta con una parte excavada en la roca y
otra zona en el exterior formada por tres terrazas.
En
el templo apenas hay restos de Hatshepsut ya que todo lo referente a ella fue
destruido tras su muerte por su hermano Tutmosis III, al que arrebató el trono
20 años atrás. En el templo sí es posible encontrar estatuas de Tutmosis III.
Los
primeros cristianos convirtieron el templo en un monasterio, lo que provocó
importantes daños en las instalaciones pero, a pesar de esto, el templo ha
conseguido mantener su esplendor hasta nuestros días.
Templo de Filae
Dedicado a Isis, diosa del amor, el Templo de Filae es uno de los más bellos y mejor conservados de Egipto. Está ubicado en una pequeña isla a la que solo se puede acceder en barco, algo que le aporta aún mayor encanto si es posible.
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El
Templo de Filae tiene una gran importancia para los egipcios ya que, según la
leyenda, cuando el rey Osiris fue asesinado por su hermano, quien esparció su
cuerpo a lo largo de todo el país, su esposa Isis los recogió y se refugió en
la Isla de Filae para reconstruirlo.
En
la isla se pueden ver varias construcciones entre las que destaca especialmente
el imponente Templo dedicado a Isis, aunque también se pueden ver otras
edificaciones de gran valor como el Templo de Hathor, la Puerta de Trajano, o
los pilonos que se encuentran en la entrada del complejo.
Aunque
es algo imperceptible, el Templo de Filae no se encuentra ubicado en su
localización original, ya que tras la construcción de la Presa de Asuán quedó
sumergido en el agua. Afortunadamente fue trasladado piedra a piedra con un
cuidado minucioso hasta su actual emplazamiento, muy cercano al anterior.
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El
Templo de Filae compone una visita obligatoria para todos
aquellos que naveguen por las aguas del Nilo. Además de encontrarse
perfectamente conservado, resulta un auténtico placer llegar hasta el templo en
barco disfrutando de las vistas mientras nos acercamos a él.
Templo de Edfu
Dedicado al dios Horus, el Templo de Edfu es uno de los más grandes de Egipto (el más grande después del Templo de Karnak) y uno de los mejor conservados del país.
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Las
paredes del templo cuentan con inscripciones que proporcionan importante
información sobre la época en la que fue construido, aportando detalles no solo
sobre el templo, sino sobre la mitología, la religión y la forma de vida en el
Antiguo Egipto.
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Tras
prohibirse el culto no cristiano en el año 391, el Templo de Edfu fue atacado
por los cristianos que destrozaron gran parte de sus relieves para acabar con
cualquier rastro de sus imágenes religiosas.
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A
pesar de esto, el templo se conservó prácticamente a la perfección gracias a
que permaneció enterrado bajo más de 12 metros de arena del desierto durante
años. Sobre él se construyeron algunas casas que lo protegieron hasta 1860,
cuando comenzaron los trabajos arqueológicos para comenzar a desenterrar el
templo.
Les comparto un video sobre más construcciones emblemáticas de Egipto
Fuentes para la construcción de esta reseña y sus fotos
¡Excelente y completa entrada!
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